Podría ser considerada una pregunta subjetiva, sin embargo, es mas objetiva de lo que muchos piensan. Todo lo que percibes a través de los ojos, puedes captarlo por la maravilla de la intervención de la luz, solo después de esto surgen los colores, y es entonces cuando comienzas a divisar lo que tienes enfrente, desde el punto mas cercano hasta aquel que se aleja en el horizonte.
Pero de qué color la vez tú, es una pregunta que podría desencadenar muchas respuestas. El otro día estuve observando a la gente, no a muchas personas, solo unas cuantas fueron suficientes para darme cuenta que cada uno ve la vida a su manera. Con las mismas ganas de vivirla, de aprovecharla y de bien invertirla pero como la canción, a “su” manera.
Una vez que compruebo que la luz ha intervenido, surgen colores distintos que nos llevan a direcciones distintas, que en cada paso probablemente nos convencen de que estamos en la dirección correcta, y nos llevan a divisar en el horizonte líneas nuevas que nos invitan a correr y a seguir viviendo.
Cómo podría juzgarte entonces y decir que vez la vida de manera equivocada, solo porque no la vez del mismo color en el que la percibo yo. Cuando el Señor Jesús estaba con sus discípulos, eran 12 maneras distintas de ver la vida, de asumir los retos, de enfrentar al mundo y dar la cara al resto. Para muchos fueron excelentes oportunidades de mostrar su fuerza, y para otros solo fueron la ocasión para salir corriendo, o de simplemente decir que no, cuando el mundo entero daba por sentado que dirían que si. Sin embargo, el Maestro seguía con ellos, conviviendo y enseñando, aceptando y amando al mismo tiempo, aun cuando solo veía la vida de un único color, un rojo sin atenuantes que le guiaba en la única dirección de la entrega, por amor a los que vivían igual y a los que vivían distinto, que iban en la misma dirección y en direcciones contrarias, su entrega fue suficiente para vernos a todos del mismo color, vestidos y lavados por la poderosa tinta de su gran amor.
No importa en qué dirección vayan los otros, aun si pudieras persuadirlos de que cambien su destino, la vida que tienen es la que viven, en su tiempo se atreverán a ir por una mejor, a medida que el circulo cromático del alma vaya cambiando de color.
Lo que verdaderamente si importa es el amor en cuestión, ese que permanece en acción a pesar del color, ese que recorta las distancias en una sincera aceptación acabando con la oscuridad del rencor y del olvido. Finalmente estamos llamados a ser luz en un mundo en tinieblas, una luz en cadena cuyo foco principal es el amor de Jesús, solo a través de ese amor podemos tener inherencia en el resto del mundo, a veces aceptando los colores que miran y otras veces motivándoles a cambiar de color.
3 comentarios
Muy bien logrado tu mensaje, directo al corazón, de verdad me gustó mucho y vi colores, a traves de los ojos de otros, sin juzgar.
ResponderEliminarUno de los principales colores primos es sin duda el rojo. Y eso nos recuerda una hermosa sangre derramada por los pecados de todos nosotros. Y la vida vista desde el carmesí de su sangre hace que cada color tenga realmente el mas grande significado en todo momento.
ResponderEliminar(Is. 1:18)Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Sólo la sangre de Cristo puede realizar es milagro, pues nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.
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