Después de un largo caminar, llegan a un punto en que la película comienza a proyectarse ante sus ojos, llevándoles de vuelta a los lugares recorridos. A esas estaciones de la vida, donde se detuvieron o se apresuraron a seguir.
Caminos de paz y de angustias, sendas de temor, veredas de triunfo, paradas de ansiedad y desconsuelo. Estrechos de soledad y de incertidumbre, trillos de alegría y satisfacción. Las escenas transcurren una tras otra, surcando los años y la vida entera en un suspiro. Y piensan para sí: -Después de tanto, después de todo, ¿Qué nos queda, qué nos falta por vivir? -¿Habrá tiempo para más?, aprovechando cada segundo mientras se responden esa pregunta.