- ¿Qué vez?, - respondió el abuelo al instante.

Desde lejos escuché este dialogo por un rato, ese mismo par de preguntas intercaladas unas cuantas veces. El juego consistía en que uno de los jugadores decía que "veía algo", fijando su atención en un detalle, algunos muy notorios otros casi imperceptibles. Mientras que el oponente se esforzaba por descubrir con su mirada aquello que el otro había logrado divisar primero. El botón en la cortina, el cuadro en la pared, y así.

Mi hija se quedó con el gusto del "veo veo", sólo que su compañero de juego no vino este fin de semana a casa. 

A menudo me esfuerzo por ver más allá de lo que está a simple vista, queriendo ver como en 2 Corintios 4:18 "lo que no se ve". Mirando al enfermo sano, al oprimido libre, descubriendo la provisión en la necesidad, siendo testigo de la luz en medio de la mas oscura noche. 

"no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas." 2 Corintios 4:18

Cuesta trabajo ver más allá cuando lo que se tiene delante es desalentador, pero esforcémonos en medio de las pruebas, por ver la salida que Dios ha prometido para los que somos Su pueblo. Creamos que más allá de un diluvio se esconde un precioso arco iris y que después de una imponente tempestad, nos espera una gran bonanza.

Mientras tanto yo, veo veo. Y tú, ¿que ves?