Hace unos días llegó la invitación, "Oremos por Valeria" era la petición que redundaba en todos los mensajes que recibí. Yo no la conozco, no conozco a su familia, pero conozco el problema. Me conozco de memoria lo que se siente cuando sospechas que algo no anda bien, y los escalofríos que recorren el cuerpo cuando llega la noticia. El mundo cambia de color, las prioridades de ayer ya no están hoy en la lista. Los planes se postergan, se suspenden los proyectos, todo se congela hasta nuevo aviso, es como si el juego de la vida te lo suspendieran por lluvia.
Yo he estado allí, en ese mismo pasillo de hospital, acurrucada en esa misma butaca viendo las horas pasar, esperando el mismo parte médico y diciendo la misma oración: "Cambia las cosas Señor, detén esto aquí, no dejes que sea más grande de lo que podamos soportar." Mientras tanto, la lluvia recia sobre la casa y nos hundimos todos, a pleno grito y en completo silencio. Las llamadas llegan, los buenos deseos se dejan sentir, abrazos en la distancia, palabras de aliento, todos quieren ayudar pero ninguno puede.
Yo he estado allí Valeria, en el mismo caos, en la misma crisis, en la misma taquicardia, en el mismo suspiro, en la vigilia postergada, en el insomnio permanente. En el frío que genera el ardiente fuego de la prueba. En ese mismo valle de sombra que supe cuando empezó pero no diviso cuando se termina. Es el valle y la tormenta al mismo tiempo, y por eso te escribo. Hoy escribo para tu familia y para ti.
Porque están en el mejor momento de su vida, nunca antes como ahora, ningún otro como este. Están en el corazón de todos, pero antes que eso están en el corazón del Señor, antes que todos pusieran los ojos sobre ustedes les miró el Señor, antes que recibieran la solidaridad de todos los incondicionales, ya Él había dicho: No temas, yo te ayudo.
Yo sé bien los planes que tengo Valeria, dice el Señor. Yo tengo planes mamá de Valeria. No desesperes papá de Valeria, yo tengo un plan. Y es de bendición, para darles un FUTURO y una ESPERANZA (Jeremías 29:11). Sí, tiene un plan, un hermoso plan de asistencia, cuidado y provisión.
No sabemos cuál es el propósito de esto, pero podemos esperar ver el favor de Dios en esto. No se dejen abrumar por el tiempo, el tiempo está en Sus manos. Y en Sus manos está la vida de todo ser vivo y el hálito que anima a todo ser humano (Job 12:10), ustedes y Valeria están en las manos del Señor.
Y es aquí, en los pasillos sin salida en los desiertos inminentes, donde vemos la columna de fuego, donde aprendemos a esperar lo inesperado de Dios a favor nuestro. Es aquí cuando al parecer estamos perdidos, donde nuestro Dios abre el mar, solo para que podamos cruzar. Es aquí donde lo que estaba muerto vuelve a la vida, donde lo que no alcanzaba ahora sobra. Y es entonces cuando el barro comienza a tomar forma y vemos en primera fila como Dios mismo se hace parte de nuestra historia, poniendo Su palabra entre el problema y nosotros. Quiero decirles, la Palabra del Señor está de por medio. Su Palabra luchará cuerpo a cuerpo con todas las sentencias, cada decreto caerá por tierra cuando se tope con la acción de la Palabra del Señor en nuestra vida. Es Su Palabra, es Su voz, la misma voz que se oyó sobre la barca y ordenó al mar callar y al viento enmudecer.
Es la misma voz que se cuela en el valle, y te dice No temas. Mi vara y mi callado te infunden aliento. No temas, yo te ayudo. Es esa misma voz, que dijo ¡Lázaro Ven fuera!, esa misma voz que dijo cree solamente. Esa misma voz que dijo Consumado es.
Dejemos que la voz de Dios se oiga en nuestras vidas mientras abrazados a Su palabra esperamos en lo que Él va a hacer.
Y claro que me uno a la oración de muchos de mis amigos que hoy oran por ustedes, sumo mi fe a la de ustedes, porque he visto antes el poder y la misericordia del Señor haciendo cosa nueva. He visto la evidencia de Su amor en nuestras vidas lo suficiente como para volver a creer.
Señor gracias por este tiempo, por la eficacia de Tu Palabra.
Señor gobierna en la vida de Valeria, sobre toda condición y sobre toda situación,
y mientras esperamos permite que podamos darte gracias, honrar y bendecir Tu Santo Nombre.
Victoria y Paz para ellos.
En el Nombre de Jesús, Amén