Esta señal es suficiente para informarle a toda la comunidad vehícular que quedarse estacionado, en el lugar en cuestión, sería un literal estorbo.
Actualmente la vida nos lleva muy de prisa, sin embargo muchos han optado por estacionarse, afectando no solamente sus propias vidas, sino impactando dramáticamente también la vida de otros.
Para Josué esta prohibición estuvo vigente todo el tiempo, aunque tuviera que esperar unas cuantas décadas para tomar las acciones que deseó durante años. Pero llegado el momento, la orden fue concisa e incuestionable: ¡Muévete! Es inevitable que en algunas veredas tengamos que esperar, pero una vez llegado el momento deberemos esforzarnos por mover toda la maquinaria. Ahora sé que lo que el Señor le hizo saber a Josué en el pasaje del capitulo 1 verso 9, fue exactamente esto: ¡No te estaciones!