Pero pensando en esto, me percaté de algo curioso y particular. Estas mandarinas, son gustosas y atractivas pero infértiles.
Actualmente nos rodea lo atractivo y los gustoso, pero si nos disponemos ir un poco mas adentro nos sorprenderemos al darnos cuenta que falta lo perdurable, eso que permanece cuando el sabor y el gusto ya se han ido.
Muchos viven la vida mientras duran los frutos, pero cuando se terminan, nada les queda para continuar. Vivamos la vida, dejando semillas de bendición a nuestro paso, de manera que cuando todo haya terminado tengamos en una semilla del pasado la promesa de volver a comer del fruto en el futuro.
Pero no puedo terminar sin contarles un detalle curioso. Compitiendo con mi hija para ver quien comía mas mandarinas, me sorprendió una mandarina chiquitica. En su interior, en uno de sus gajos había una huérfana y solitaria semilla, claramente conseguí una mandarina que se negó a pasar por aquí sin dejar su rastro.
Para los expertos en genética de plantas, un error de producción para ella, la promesa de permanecer mas allá de su existencia.
Seamos como esa pequeña mandarina, no importa que tan pequeños nos veamos por fuera, si por dentro llevamos aquello que nos hará dar fruto para siempre.
5 comentarios
Espectacular analogía :)
ResponderEliminarMandarinas sin semillas, grandes, jugosas, pero sin gusto...es lo que comi hoy.... el clasico sabor de la mandarina con semillas no lo posee,espero que no sean fruto de transformaciones geneticas indeseables....
ResponderEliminar¿y què hay de los beneficios para las salud que brindan las semillas? Es que nos quitaràn todo lo que sea bueno para la salud?
ResponderEliminar¿y què hay de los beneficios para las salud que brindan las semillas? Es que nos quitaràn todo lo que sea bueno para la salud?
ResponderEliminarYo nunca comía mandarinas porque eran muy agrias.pero desde que descubrí estás no paro de comerlas excelentes riquísima y con solo 2 semillas.
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