Estas palabras las pronunció el profeta Natán ante David, me atrevo a extenderlas: Haz lo que creas más conveniente, haz lo correcto, tu que sabes cómo agradar al Señor, haz lo que sabes hacer. Pues Dios te apoya en todo, Él está agradado de lo que has hecho para Él y por Él.
Creo que todos los que nos hemos determinado a vivir en Dios, quisiéramos escuchar alguna vez esta declaración. Quisiéramos este conferimiento. ¿Pero qué condición debía cumplirse en David para que se le diera tanta garantía? Aunque la incondicionalidad del amor de Dios por nosotros sea evidente, debe cumplirse en nuestras vidas una condición, querer agradar al Señor continuamente, alcanzando mayores y mejores cosas cada vez. Cómo no se agrada un padre al ver que su hijo se esfuerza por dejar su nombre en alto, por hacer que la gente reconozca el logro de su paternidad.
Cada obrero sabe lo que espera su señor, cada hijo sabe aquello que agradará a su padre. Cuando somos inquietados por el Espíritu Santo a hacer algo en particular, cuando es evidente Su llamado, no hay mucho tiempo que perder pidiéndole a Dios que confirme una y otra vez si lo hacemos o no, si vamos o nos quedamos. Después de recibir la dirección debemos avanzar, creyéndole a Dios primeramente y haciendo aquello que creamos conveniente. Nuestro Buen Dios nos respaldará, su apoyo será evidente. Estará con nosotros como estuvo con David.
Gracias Señor por respaldar esos sueños que han amanecido en mi corazón gracias a ti. Por enseñarme a seguirte aunque todo esté en silencio.
