Devocional

Equilibrio en la cuerda floja

viernes, octubre 19, 2012

con vara en la cuerda floja
"Inclina mi corazón hacia tus estatutos y no hacia las ganancias desmedidas." Salmo 119:36 

Una de las condiciones naturales de todo ser humano es la necesidad de mantenerse haciendo equilibrio a medida que avanza en el transcurrir de sus años, como si la vida misma consistiera en ese recorrido constante que emprendemos sobre una cuerda floja para llegar del extremo donde todo comenzó, hasta aquél extremo donde se piensa que todo termina.

Y nos movemos con cuidado un paso a la vez, en cada decisión ante cualquier evento. Miramos a nuestro alrededor para ver las condiciones, si el viento está o no a nuestro favor, o si es precipitado dar el siguiente paso. Y a medida que vamos avanzando corremos el riesgo de inclinarnos demasiado, al punto de llegar a caer después de haber perdido el equilibrio por completo.

En este verso puedo escuchar la voz de un corazón que aún estando arriba declara suplicante: - Señor, inclina mi corazón a tu Palabra y no a las ganancias desmedidas. Aleja mi corazón de la avaricia, sálvame de caer en el hueco de la ambición -. Ninguno de nosotros está exento de querer más o de creer que necesita más para continuar. El peligro no está en que desarrollemos un sentido de superación constante. El problema está cuando nos acostumbramos a vivir sumidos en la inconformidad, donde nada es suficiente, y aun teniéndolo todo, pareciera que todo nos falta.

Es allí cuando se nos comienzan a notar los síntomas de desequilibrio. Depresiones constantes, estrés acumulado, terror a la escasez, a lo imprevisto. La cuerda comienza a moverse con más fuerza cada vez, al punto en que nos amenaza con dejarnos caer en cualquier cosa que no traerá bendición a nuestras vidas.

Pero hay un instrumento, una herramienta poderosa para sostenernos firmes y estables, y es la eficaz barra estabilizadora de la Palabra del Señor. Cualquiera podría pensar que traerá más peso a la cuerda, pero lo que muchos no saben es que ese peso extra es necesario para traernos la estabilidad que con tanta urgencia precisamos.

Ella nos inclinará lo suficiente, en la dirección correcta, hasta que obtengamos el punto perfecto del equilibrio para avanzar con rapidez y determinación, estando seguros que no es por nuestras fuerzas, sino por el efecto que esta barra, poderosamente estabilizadora, hace sobre nosotros y a su vez sobre la cuerda.

Aún en los momentos difíciles, no sueltes la barra. Aunque el viento sople fuerte, espera tranquilo. Pronto volverá la quietud, solo aférrate a ella y no caerás. Yo lo creo.

Oración: Señor, necesito tu Palabra para llegar al otro lado. Tu conoces mi condición, no me dejes caer. Ayúdame a asirme de Tu Palabra para estar firme. Amén.

(Del Devocional Isha-Salmos. Una dosis diaria de fe para ti. A publicarse en Noviembre 2012)

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