Un día me dijeron que en la vida todo cambia, porque la vida misma tiende a cambiar mientras transcurre. Un día quise con todas mis fuerzas llegar a un lugar, y después de mucho esfuerzo finalmente llegué. Un día quise adquirir algo importante y al cabo del tiempo logré obtenerlo. Otro día me propuse convertirme en esposa, pero luego de eso entonces quise ser madre.
Un día necesité estar en paz y al otro día necesité el bullicio, parece que así como la vida misma, las necesidades también cambian. Entre las páginas del libro de Éxodo puedo ver a un Israel muy parecido a mí. Un día quería salir, anhelando por años el desierto fuera de Egipto, una vez allí entonces necesitaba dirección, una nube de día y una columna de fuego en la noche, pero al rato su mas grande necesidad era el alimento, el maná llegó y al poco tiempo se preguntaba dónde están las perdices.