Era un arbusto muy amado, apreciado por el labrador más que el campo mismo. Lo sembró, lo regó, lo podó y le vio crecer y dar frutos. Aquel arbusto se había acostumbrado al consentimiento del labrador y en su corazón había nacido un sentimiento de superioridad que le hacia ver a sus hermanos como inferiores. Comenzó a pensar que entre todos los arbustos él era especial, no por el amor del labrador, sino por sí mismo.
En un día inesperado, amaneció como siempre meciéndose de un lado a otro con toda su carga, vio venir al viejo labrador de lejos y se estaba preparando para recibir su canto y sus elogios que acostumbraba darle el hombre cada mañana.
Pero esta vez el encuentro no fue como el arbusto esperaba, sorpresivamente el labrador le tomó por el tronco y comenzó a moverlo de un lado a otro, con toda su fuerza. El arbusto desconcertado se preguntaba una y otra vez cuál era la causa del maltrato, sin poder ofrecer resistencia el anciano al parecer pretendía sacarlo de raíz.
Sus ramas moviéndose de un lado a otro en cada tirón chocaban entre si, el arbusto crujía desde la raíz, el dolor corría por todo su tronco llegando a cada terminación de sus nerviosas ramas.
– Qué ocurre esta vez –se preguntaba con desconsuelo –. Por qué esto, justamente ahora. Ahora que estoy listo para darte lo que en mi has cuidado durante tanto tiempo, se suponía que este día sería mejor, el mejor de todos. Hoy venías a buscar el fruto no a matarme de a poco con tanta violencia. Me sacudes y me despedazas, todo se desprende de mí.
Al poco rato la furia del anciano término, en un saco viejo comenzó a meter todos los frutos. Un raro silencio se mecía por todo el pastizal. Después de haber recogido el último fruto, se echó la bolsa sobre la espalda y antes de partir, parado de frente al árbol, el viejo labrador irrumpió el silencio:
– Desde el principio esperé este momento, desde que sembré las semillas que te dieron vida. Cada mañana al venir a verte te elogiaba haciéndote saber cuanto te amaba. Hoy he venido a sacudirte, a causarte un dolor inmenso, aunque seguramente no puedas entenderlo era necesario que lo hiciera, no solamente para que sigas dando el fruto, que de por sí es todo mio, sino para sacar lo que no sirve, removiendo de entre tus ramas todo aquello que aun sin darte cuenta ha venido sobre ti para hacerte daño.
– Tú eres como los demás, la diferencia en ti la he hecho yo con mis cuidados y mi favor para contigo, el orgullo se ha subido por el tronco llegando a tus ramas, infectando todo lo que das a otros. Por esto he decido estremecer fuertemente tu empinado cuerpo de madera, lo suficiente hasta que este germen caiga de ti, y recoger entonces lo que es mío.
Dios permite el sacudón para que luego podamos dar mas fruto, bueno y abundante, aunque el proceso mismo nos cause dolor. Estos sufrimientos momentáneos producen en nosotros una gloria eterna (2 Corintios 4:17).
El fruto que hoy das, es la muestra de Su cuidado ayer. Si las ramas comienzan a temblar sorpresivamente deja caer entonces todo cuanto tenga que caer, el labrador sabe de qué manera y hasta cuando remover.
Y recuerda: fuiste plantado para dar fruto, eso implica que aun siendo muy amado, serás sacudido de vez en cuando.
3 comentarios
Es bueno quitarse lo malo para ser rejuvenecido por Jesucristo
ResponderEliminarbuen tema , a veces uno ni se da cuenta, cuando empieza el temblor de la sacudida, pero cuando lo entiende solo se puede dar gtracias a Dios, pues el nos guia de la forma mas sabia, cada dia mejoras en tu sabiduria , adelante pluma encendida , Dios te cuide
ResponderEliminarMi Labrador en estos momentos de mi existir, esta permitiendo que sorpresivamente mis ramas junto con mi raíz se estremezcan. A concedido que sea estremecida en todos los campos y aspectos; fueron tantos los llamados y pensé que yo respondía mas Sin embargo...no fue así, y yo creía que sí, pero no...y esta vez...esta temblando todo mi ser, mientras suplico por mi espíritu para salvaguardar mi humanidad...les contare que...Desperté esta bella mañana y fué algo diferente...Horas antes le pedí a Dios Nuestro Señor, una manifestación;- le dije: deseo ser una proclama-dora de tu palabra, ya no puedo más, estoy cansada-, no podía dormir y cambiando de canales encontré el canal Enlace y en el Guardianes del Muro...Compañía de Mujeres y aqui estoy...Señor haz tu obra en mí, moldeame como el orfebre al envase nuevo...Aquí estoy para saber más de TI a través de ustedes...Amén ... Desde la distancia... Sencillamente...Roshy
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