Todos la esperan como preguntándose cuándo vendrá, pero una vez que llega muchos quisieran poderla cortar e impedir que se ahoguen los pequeñitos que no saben nadar. 

Los hormigueros se declaran en emergencia, las madrigueras se tupen para que no las invada el caudal. Sin embargo, los valles se mecen, moviendo a los altos de un lado a otro para beber por completo lo que caerá. 

La lluvia que viene vuelve a la nube cargar, con la esperanza de siempre, con el deseo de aquellos que quisieran sólo el rocío y nada mas, pero la tierra sigue esperando anhelante por ella, a pesar de su aridez y de su edad. 

Y grita con fuerza: que caiga sobre mí el gigante de aguas buenas, llevándose mis calores y las evidencias del temporal. Así hay muchos que claman por sentir las gotas que comiencen a caer, saciando aquella sed que les ahoga, cómo saber si no es ahora, que ese día llegará. Aquello que una vez tuvimos, por un día prometido, que así como la lluvia en su tiempo volverá. 

Y ustedes también, hijos de Sión, alégrense y llénense de gozo en el Señor su Dios; porque él les ha dado la primera lluvia a su tiempo, y enviará sobre ustedes lluvias tempranas y tardías, como al principio. Joel 2:23

A despertarse 

dice el gallo en la mañana, 

el ruiseñor en mi ventana, 

y el ruido en el portal. 

A despertarse que el día avanza, 

anuncia el reloj con su campana, 

mientras volviéndose entre sabanas, 

todos suplican “un poco mas”. 

A despertarse, 

dice el olor del desayuno 

calientito y consistente, 

qué es lo que espera la gente 

cada día al despertar. 

Cuántas cosas nuevas 

traerá este día, 

no lo sé sólo lo espero, 

pero mientras lo pienso 

decido como el resto 

seguir y confiar. 

– Buenos días señorita, quiero un par de anteojos nuevos. 

– Si claro, permítame la fórmula. 

– Ah, no. No la tengo. 

– Bueno, al menos sus anteojos anteriores. 

– Realmente no creo que tenga problemas con la vista, sólo quiero lucir un par de anteojos nuevos ¡Es cuestión de look! 

La voz de un tercero intervino. 

– ¿Es cuestión de look? ¿Anteojos cosméticos? –mirando fijamente hacia la calle, con un gesto de rareza continuó: 

– El mundo es extraño ¿Podrías, por ejemplo, imaginar a alguien comprándose un bastón, o un par de muletas que combinaran con su nuevo color de cabello, no porque su cuerpo lo requiera, sino por cuestiones de look? 

Esa es una pregunta constante que hace mi hija cada mañana antes de salir al colegio. Pareciera como si necesitara asegurarse de que a mamá no se le olvidó poner su merienda en el bolsito. 

Basta con decirle que está allí para ver cómo cambia de inmediato la expresión, por un gesto de alivio y seguridad. 

Y estuve pensando, nosotros también preguntamos a diario dónde está nuestra provisión, a veces con tanta insistencia como si a Dios se le hubiera olvidado cumplir sus promesas, como si por la rutina de atender a un mundo en crisis hubiera olvidado atenderme a mí. 

Hoy confieso que todo está en orden Señor, que mi meriendita está segura, creo tu palabra y confío en tus promesas, yo sé que no te olvidarás de lo que has prometido. 

He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que vayas…; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he prometido. Génesis 28:15

El otro día sin querer escuché una conversación entre unas viejitas. Hablaban de las propiedades de un jarabe con berro, sábila, miel y limón. 

Según la descripción de ellas, lo que había dentro del frasquito era “milagro liquido”. Era bueno para todo: gripe, fiebre, tos, sarpullido, picazón, conjuntivitis, picadas de mosquitos, dolores de cabeza de vientre de piernas. Perfecto para los que no pueden dormir, para la uñas enconadas y para los que les duelen los huesos. 

Se anuncia una terapia ancestral para todos aquellos interesados en mantener la lozanía en el cuerpo y en el alma. Muchos esperan la pócima de la eterna juventud, sin embargo lo que publicamos este día es mucho más que eso. 

Él (Señor) es quien sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila. Salmo 103:5 

El secreto de la verdadera juventud va más allá del aspecto, depende de las palabras que salen de tu boca. 

Sácianos Señor de palabra buena, palabra que edifique y no que destruya, que sane y no que hiera, que enriquezca y no que arruine. 

El que habla bienestar será bendecido, y quien habla para mal sabe su destino.

– Es definitivo, no me arrepiento de esta decisión. Siempre he vivido esquivando los malos tratos y las locuras de Babilonia, tratando de respetar sus costumbres. Somos extranjeros en esta tierra hostil, pero aún aquí tu mano Señor nos ha abrazado. Hay leyes de ellos que no puedo compartir y esta última es insoportable. Padre, aún si no es tu voluntad salvarnos la vida esta vez, prefiero perderla a tener que entregar mi propósito por adorar esa horrible estatua de Nabucodonosor –piensa el joven Sadrac.

– Veo a mis amigos y siento que si me toca morir en este día, no podría ser mejor acompañado. Señor te doy gracias por estos incomparables compañeros de batallas que pusiste a mi lado. Estas infames cuerdas que fuertemente nos atan son el resumen de nuestra hermandad, siempre juntos, por una poderosa mano, la tuya Dios nuestro.

– Solo falta Daniel, pero estoy seguro que si estuviera en la provincia, fuéramos cuatro en lugar de tres los sentenciados –dijo con firmeza Sadrac a sus dos amigos Mesac y Abed-nego, quienes asintieron con la cabeza.