En Venezuela

La peor de las plagas

jueves, febrero 13, 2014

Desde el capitulo 7 hasta el capitulo 11 del libro de Éxodo, la Biblia narra el horror que se vivió en Egipto ante la negativa del Faraón de dejar salir al pueblo de Israel en paz. La pugna se hizo grande, y hubo sangre pero no fue suficiente. Llegaron las ranas y se metieron en todas partes, pero tampoco fue suficiente. Los mosquitos, los insectos, las pestilencias, úlceras sarpullidos incurables. Hasta rocas y granizos cayeron del cielo, las langostas se tragaron todo indicio de prosperidad, incluso llegó la oscuridad y nada de eso fue suficiente. 

Hasta que llegó la peor de las plagas, los hijos comenzaron a morir. 

Hoy Venezuela amanece con sus vestidos manchados de sangre, amamantando en un mismo seno a los de un bando y a los del otro.Se oyen los gritos, las entrañas desgarradas se retuercen ante una realidad que no podemos cambiar. Hijos que salieron para no volver, obstinados que alcanzados por el hastío terminaron pintando de colores una acera, pero no con acuarelas, sino con su propia sangre. Dejando en el piso las manchas de una historia que no podremos ocultar.

Qué mas tiene que pasar para que a Venezuela vuelva la cordura. Tal parece que todo lo que hemos vivido hasta ahora no es suficiente. ¿Acaso tiene que morir el hijo del siervo y del rey al mismo tiempo para que podamos darnos cuenta que somos polvo, hijos de la misma tierra, amamantados por la misma madre?

La muerte visita nuestras calles, hombres sin temor a Dios ni a la justicia, le escupen la cara a la vida sin darse cuenta que les queda poco tiempo. Que el gatillo que hoy accionan, detonará la bala que les cegará la vida. 

No escribo para la oposición, tampoco a favor del gobierno. Escribo a favor de las madres que como yo, aún tienen a sus hijos durmiendo, intentando mantenerlos alejados de las balas y los pleitos. Ciudadanos que no entienden de partidos ni de acuerdos, que duermen seguros de que al despertar recibirán el día saboreando su tetero. 

Escribo para las madres que esconden las llaves para que sus hijos no salgan esta vez, a esas que los despiden con un "Dios te bendiga y te traiga de vuelta". Escribo para esas que hoy reciben el día en el hospital, no porque sus hijos acaban de nacer sino porque están muertos. 

Creo que Venezuela ha soportado tanto. Plagas de todo tipo, pero no creo que pueda con la peor de todas ellas. No se conformará con perder a sus hijos. Creo que en un país donde los corazones se han endurecido, donde la rebelión no es contra los hombres sino contra Dios mismo, es necesario volver al principio, al origen de todos nuestros males. Volvamos a Dios Venezuela, Él perdonará nuestros pecados y sanará nuestra tierra.

No sé cuánto tiempo falta, no sé cuánto tiempo más nos toque resistir tanta opresión, sólo sé que el mismo que libró a Israel con Su mano poderosa nos librará a nosotros. Nos cubrirá con su sangre y debajo de sus alas estaremos seguros. Y así como el mundo supo que hubo Dios en Israel, así sabrán también, que hay Dios en Venezuela. 

¡Volvamos a Dios!, volvamos a Dios Venezuela, cubramos a nuestros hijos con la sangre del pacto eterno y no dejemos que sus voces las ahoguen en las calles como ayer. 

El Señor dará fuerza a su pueblo; el Señor bendecirá a su pueblo con paz. Salmo 29:11

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