En Venezuela , Mensajes de domingos

Hablémosle a Venezuela

lunes, febrero 17, 2014

Como ciertamente no puedo meter a toda Venezuela en mi congregación, me permito poner al alcance de todos el mensaje que tuvimos ayer. 

Es de esperarse que hablemos de nuestra situación actual como país, pues de manera obligatoria se ha convertido en un discurso colectivo. Se habla de esto en las calles, en las plazas y por supuesto, muy pertinentemente, también se habla de esto en los púlpitos. Mi pastor citaba el pasaje de Lucas 10:27, invitándonos a releerlo, y cual examen de inferencia, nos llevaba a reflexionar en el. 


Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.

Actualmente vemos en las calles de nuestra Venezuela, la evidencia tangible de la falta de amor al prójimo. Eso también escaseó. Se lee en los titulares del mundo las sentencias de una Venezuela ajena en sí misma, donde la vida no vale nada, donde ya no importa el color de la camisa del que cae tendido, si es un niño o un anciano, un medico o si trae una sotana. No hay estatus para estar inmunes a la violencia, ya ni las capillas ni los colegios son un refugio, ya el peligro no viene de afuera sino que lo tenemos dentro. Es evidente, así como otros rubros, el amor al prójimo también se agotó.

Pero me pregunto ¿cómo esperar que podamos amarnos los unos a los otros, aun habiendo tantas diferencias, argumentos y posiciones, cuando olvidamos la primera parte del verso? El amor a Dios se ha ido del corazón venezolano.

Se fue el día en que Venezuela decidió por dioses ajenos, que tienen ojos y no ven, que tienen oídos y no oyen. Se fue cuando comenzamos a bañar a nuestros hijos con la sangre de animales inocentes que no tenían la culpa de estar tan cerca. Se fue cuando con nuestros labios comenzamos a invocar el nombre de otros dioses,  que en vez de traer bendición han plantado nuestra tierra con semillas de división y muerte.

El amor a Dios, también recogió su equipaje y se fue.  

Hoy descubro el corazón, el alma, las fuerzas y la mente de los venezolanos en una tragedia permanente, tristemente dejamos de amar a Dios para sufrir los embates de nuestra propia rebeldía.
Muchos se preguntan ¿cómo Venezuela pudo llegar a tanto, cómo puede caer tan hondo y mientras tanto, sigue cayendo todavía más? Cuando Venezuela clame al Dios del cielo, el oirá desde lo alto, perdonará los pecados de ella y sanará su tierra. Cuando Venezuela comience a pronunciar palabras de vida y no de muerte, entonces ese día estaremos a salvo. Libres de la amenaza constante de una noche sin mañana. 

Para finalizar el mensaje de este domingo, el pastor nos dejó el verso de Juan 6: 63. Donde el Señor declara: Mis palabras son espíritu y son vida. Declaremos la palabra del Señor sobre este país. Así como el Señor habló sobre la higuera y está se secó. Hablemos nosotros los Venezolanos, no con la autoridad que viene de los hombres sino con la que viene de parte de Dios. Hablemos esa palabra que ordenó a los vientos y al mar enmudecer aquella noche tormentosa, esa palabra de poder que escuchó Lázaro en su tumba después de cuatro días de estar muerto.

No es demasiado tarde Venezuela, para pronunciar la palabra del Señor sobre ti y que vuelvas a la vida.  


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