Difícil de pensar, difícil de creer.
Nadie jamás te creerá, si llegaras a decirles.
Mejor, mientras tanto, sólo espera. Y luego que hablen por sí solas las evidencias.
Lo natural sería que hablaras de eso mientras el sol te quema la cara, pero nunca en medio de una noche tan oscura como esta. Ni siquiera tienes el brillo de las estrellas a tu favor como para que le añadas un poquito de color al asunto.