Desde niña me enseñaron el principio de la obediencia, las bendiciones y beneficios que alcanzamos a través de ella. Mi abuela siempre repetía: Hijo desobediente es vergüenza para quien le dio a luz (Proverbios 17:25), y con frecuencia escuché como lema en mi diario vivir: Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien (Deuteronomio 5:16).
Y así fue, esas palabras que de niña sembraron en mi mente y en mi corazón brotaron y dieron fruto. Si alguien me preguntara cuál es el secreto para vivir en bendición, diría con seguridad que es la obediencia.