A caso la vida puede volver a ser como era después de ver esa luz, después de escuchar esa voz. 

Adiós al pasado que tenía, a los votos que pague de corazón a dioses colgados en algún lugar de mi historia. Los títulos y las virtudes se desvanecen ante mí, para qué decir quién era yo, si ya no importa lo que fui ni  lo que obtuve. Mis ojos entre nubes retienen la imagen del momento en que su inmensa gloria me derribó, y conmigo a todo mi orgullo, los preceptos que atesoré por años rodaron por el piso al mismo tiempo en que lo hice yo.

A causa de esa voz que me intercepta todavía al recordarlo, esas palabras que hacen nido en mi mente y corazón, me convenzo de que vale la pena mirar a lo invisible, la vida que me espera unas veces esquivando situaciones adversas, y otras haciendo frente a todas ellas, cediendo mis muñecas para los grillos y las cadenas, mi corazón avanza a un propósito eterno en el que el cuerpo ya no es una limitación y no hay barreras, ni distancias ni fronteras.

Ahora escribo en letras grandes, mientras resisto este aguijón que me abofetea, recordándome que a pesar de tanta gloria sigo vivo en este cuerpo, que a veces me hace saber que estoy muerto mientras corro mi carrera.

Muchos avanzan con temor hacia los años queriendo esquivar el sepulcro con un terror eterno, pero dónde está oh muerte tu puñal, dónde oh sepulcro tu victoria, no habiendo podido retener al Rey de gloria, yo estoy listo para transitar la misma brecha.

El día en que suene el silbato, sentenciando la carrera de mi vida haciéndome saber que es mi última salida, me iré con los brazos levantados alabando al mismo que habiéndome derribado de mi cabalgadura me hizo vivir en victoria desde el primer día.

En todo somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó. Romanos 8:37

A Él sea la gloria!

¿Cuántos hoy deciden ser derribados por la gloria del Señor, y seguir a Jesucristo a pesar de las pruebas, cuántos se suman a una vida de victoria en victoria, pero necesariamente de batalla en batalla?

Yo me sumo, porque un día vi su luz y como Pablo entendí que sólo a Su servicio puedo vivir de gloria en gloria.