Hace unos días un reconocido artista estaba siendo entrevistado en una programa de televisión, la entrevistadora le preguntaba: ¿desde cuándo comenzó esa situación en tu vida, desde cuándo comenzaste a sufrir ataques de pánico? El hombre con voz pausada y semblante sereno respondió: - realmente no sé cuándo comenzó, solo sé que casi termina conmigo.
Actualmente son muchos los hombres y mujeres que luchan contra este enemigo invisible, que habiendo sido auspiciado por la ansiedad y el estrés se instala y abraza con sus tentáculos todas las áreas de la vida.
Los ataques de pánico llegan sigilosamente y sólo nos damos cuenta de que están allí cuando sus gritos ensordecen nuestras acciones. Las reacciones sin control son el resultado de lidiar con imágenes que acosan nuestra paz, escenas de horror y de espanto, de calamidad y tragedias. Eventos que no tienen por qué darse, pero que dejan en sus victimas un saldo de desgaste y depresión, de tensión y de quebranto.
Y de repente aparecen síntomas extraños sin causas aparentes, enfermedades en cuerpos sanos, así es como lo llaman: ataques de pánico.
¿Cómo zafarse de esa camisa de fuerza que se estrecha más y más cada vez?
Si logras destronar al temor en tu vida, quitándole toda la autoridad que, queriendo o sin querer, sabiendo o sin saber, le otorgaste alguna vez y pones la Palabra de Dios justo en el lugar donde debe ir, el poder de esa Palabra echará fuera el temor y te sanará por completo dejándote en total libertad.
Yo me abrace a esta Palabra y amanezco todos los días aferrada a ella, con la mente y con el corazón:
Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—.
Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.
En esos días, cuando oren, los escucharé.
Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme.
Sí, me encontrarán —dice el Señor—.
Pondré fin a su cautiverio y restableceré su bienestar. Jeremías 29:11-14.
Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.
En esos días, cuando oren, los escucharé.
Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme.
Sí, me encontrarán —dice el Señor—.
Pondré fin a su cautiverio y restableceré su bienestar. Jeremías 29:11-14.
En mi vida funciona como arma y como escudo al mismo tiempo, con ella ataco esos pensamientos y me defiendo de ellos. Sabiendo que Dios tiene planes conmigo mi corazón encuentra paz y me refugio confiadamente en Su promesa. Creo que Él siempre me oye y que cuando le busco con el corazón tengo acceso a Su amparo y Su favor. Y así como en la ultima frase, Él pone fin a mi cautiverio, quitando de mi vida todo aquello que me lleva cautiva a una vida sin paz.
Amiga o amigo de Pluma, si conoces de alguien que esté padeciendo de esta voraz enfermedad adviértele que tiene remedio. Y que la única cura contra el pánico es, confiar en Uno que tiene todo poder y autoridad para preservar y restablecer tu bienestar.
¡Que no se turbe tu corazón ni tengas miedo!
5 comentarios
Ameeen. Gloooria al Sr. Siempre confiar en el.
ResponderEliminarAmennnnnnnn
ResponderEliminarAMEN...!!! Asi es, amiga... !!
ResponderEliminarDIOS no dice que nos calzemos con la PAZ, caminemos en PAZ, que levantemos nuestro escudo de la FE, al igual que usemos el casco de la salvación, para que no pase nada, ningún dardo o pensamiento, pero en todo caso, asi como tu lo dices, que usemos la espada, SU PALABRA, para que cortemos todo pensamiento... Que excelente es su PAlabra, qué gran manual de vida (Efesios 6:13-18)...
Si este tema afecta al 50 pr ciento de la poblacion y ni siquiera nos damos cuenta que lo estamos padeciendo,creemos que nuestro destino , la familia en la cual nacimos , lo que nos sucedio cuando niños," solo confiando en EL podemos salir de este panico" , no hay medico que nos pueda rescatar,dice su palabra;YO, LA LUZ, HE VENIDO,AL MUNDO, para que todo aquel que cree en MI no permanezca en tinieblas San Juan 12:46
ResponderEliminarAMENNNNN.
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