Para todos por igual, sean grandes o chicos, ricos o pobres, negros o blancos, existe una condición de la cual depende el resto de su vida, sus relaciones, sus logros, su conducta y sus afectos.
Resulta que en todo ser humano hay un lugar donde no hay escasez, continuamente permanece en abundancia, a veces de cosas buenas y otras tantas de cosas malas. Ese lugar es el corazón, ese rincón espiritual de donde sale todo y donde lo guardamos todo. Ciertamente muy escondido, muy en privado, pero evidente. De él emana la vida y también la muerte.
Es como un campo de batalla donde finalmente gana el ejercito que tenga mas piezas en el combate. La Biblia dice que "de la abundancia del corazón habla la boca", y también dice que "el buen hombre del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo". Es decir, aquello que abunda en mi corazón es lo que saldrá de mi. Saldrá lo bueno cuando mi corazón rebose de cosas buenas, y saldrá lo malo cuando abunde en mi la maldad.
Al saber esto, es fácil concluir al respecto de las personas que tenemos alrededor. Basta con oírlas para saber qué hay en su interior, para enterarnos de aquello que abunda en el corazón de ellos. Ya sabemos de dónde provienen las guerras y los acuerdos de paz, las reconciliaciones y las pugnas recurrentes, los juicios y la justificación.
Que abunde en tu vida la gracia de Dios, para que brote de tus labios la evidencia de Su amor.
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