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En la dirección correcta

martes, diciembre 23, 2014

Faltando pocos días para estrenar mi nueva agenda, miro las paginas aún en blanco y me pregunto expectante: - ¿Con qué las llenaré? ¿En qué invertiremos en este nuevo año? ¿A dónde nos llevará el calendario esta vez?... después de un año tan dinámico es natural tener expectativas.

Recuerdo haber tachado un día tras otro, marcando los objetivos alcanzados y los pendientes. Hice listas, planee con orden de prioridades haciendo malabares entre los tramites adelantados y los que postergué. Algunas veces las cosas salieron como planeamos y otras tantas no, pero aun así, fue toda una aventura. El tiempo corrió tras nosotros, o quizás nosotros lo perseguimos a el.

Al terminar este año elevo una oración de gratitud por el tiempo, por esta hora de la historia en que nos tocó vivir, por las cosas que se nos ha encomendado hacer, y por el espacio que se nos ha concedido. Gracias infinitas al Señor por incluirnos en sus planes, porque literalmente he visto a Dios en el transcurso. 

En estos días he escuchado repetidamente un himno hermoso, y una de sus frases, cada vez, surte en mi el mismo efecto. Me emociona tanto saber que voy en esa dirección, que llegará el día del gran encuentro, de mi gran viaje, la hora de volver a casa. La melodía se cuela en mis oídos sobresaltando mi corazón otra vez: Yo sé que un día el río cruzaré,... y al ver la vida triunfando invicta, veré gloriosas luces y veré al Rey.

Sé que ha de llegar la hora en que mi tiempo habrá terminado. Se acabaran los pendientes, los compromisos, los afanes, las intensiones, pero mientras llega quiero invertir bien la vida, haciendo todo aquello que presentaré delante de Él algún día. El presupuesto no lo conozco, no tengo idea del itinerario, solo sé que seguiré caminando en la misma dirección. 

Finalmente cierro con saldo a favor, es que durante el ultimo año entendí que para conquistar hay que estar presente, que la inversión mas costosa no es la que compromete tu dinero sino tu tiempo, que vale la pena existir para ser testigo de este milagro maravilloso, la vida.

En tu mano están mis tiempos. Salmo 31:15

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