En honor a los amigos , Un poco de mi

Celebraremos para siempre

jueves, febrero 09, 2017

Es primera vez que haces un viaje tan largo, jamas te fuiste, creo que tu ausencia mas larga fueron 12 horas, por uno que otro turno de trabajo. Pero ahora, que sé que te has ido a un "para siempre corto" tengo que contar todo lo que me constate. 

Desde que me llevaste al Monte Moriah, para contemplar de cerca el momento en que Abraham casi hunde su puñal. Cuando vi de lejos los carros de Faraón sumergidos en el inmenso Mar Rojo. Cuando fuimos juntos al Valle de Elah para oír el zumbido de la honda de David mientras agitaba la  piedrecita de río. Cuando me aguantaste fuerte para que no me cayera de la barca mientras Pedro se decidía a despertar al Maestro porque perecíamos. Inolvidable la atragantada que nos dimos de panes y peces en la alimentación de los cuatro mil. Aún escucho el silencio fúnebre que presenciamos en el cuarto de la hija de Jairo. En todas las escenas vi poder, y escuché el amor de Dios en tu voz mientras me contabas. Viajamos mucho Viejo Migue, fuimos a todos esos lugares y a más tantas veces. También fuimos a la cruz, recuerdo bien esa estancia, muchos lloraban y lloraba yo, y llorabas tú. La sangre que destila del madero, que moja las piedras, que encharca la tierra, esa sangre es suficiente para siempre y está intacta. Es la gracia, es el perdón, es el Señor, es mi herencia. 

Te recuerdo como guía turístico en cada lugar de la historia de turno, diciéndome porqué y para qué. Como maestro, haciéndome notar los detalles que se le escapaban a mi conciencia y a mi imaginación. No importa cual fuese el relato, siempre supe que todos los ascensores, teléfonos, televisores y aviones de la época eran de "palo". Solo así mi mente admitía su posible existencia en tus historias bíblicas. 

Pero de las historias de Jesús y sus Apóstoles, pasamos a las anécdotas de Miguel con el Señor, de forma tan natural en lo sobrenatural, era poder y virtud que pudren el yugo y quitan la carga. Tú tan impertinente como Pedro y el Señor tan paciente como siempre. ¡Todo esto sólo "para el que cree"! Encuentros y experiencias que aún en tu ausencia siguen aquí conmigo. Profecías postergadas que en su tiempo serán y el que viva lo verá.

¡Pluma Encendida escribe!, me dijiste un tiempo atrás. Todo esto fue tu idea, era tu plan seguir contando. Me dejaste la tarea de contar todo lo que me contaste. No para cumplirte a ti, sino para finalmente, cumplirle ambos al Señor. - Los súbditos están en la cueva, hemos vencido. ¡Venció el Señor!

Finalmente ya lo sé, ya sé que la vida comienza cuando todo esto se termina, y como en toda graduación, la última clase "Magistral". No fue una clase de poder, fue la exposición de una fe que permanece fiel hasta el final. Una fe capaz de vencer eso que no conocemos pero que le decimos muerte. Ese pasadizo secreto donde te llevan y te regresan solo si falta un detalle por concretar, un corazón que afirmar, o una ultima historia para contar. 
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Tomamos el testigo justo  en el lugar y en la hora donde lo entregaste, el estandarte no cae a tierra, seguimos la carrera, seguimos en combate. El Señor se quedó aquí papá, llenando, como siempre, los cántaros vacíos. Serán Sus palabras en mi voz Viejo Migue, será Su voz en mis palabras. 

Te abrazo para siempre papá, mientras celebramos la vida hasta la eternidad. 


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