Cuidado con eso

Corazones que arden

lunes, enero 28, 2013

Hace poco me topé con el verso 9 de Jeremías 20. El joven Profeta, rodeado de una sociedad curtida por la desobediencia sufre el oprobio de ser discriminado por hablar en Nombre de Dios. Cansado de ser atropellado por el mundo, sólo por llevarles el mensaje que Dios le encomendó, se obliga a sí mismo a callar, intentando convencerse de que no vale la pena. Sin embargo en este verso cita: a pesar de que me rehusé a hacerlo, luché por contener Su palabra dentro de mí, pero no pude. Es como un fuego que arde en mi corazón. (Jeremías 20:9)

Actualmente a muchos nos arde el corazón, por hablar de lo que Dios nos ha mandado. A otros tantos, les arde por hacer aquello que Dios les ha encomendado, pero a diferencia del Profeta logran acallar su corazón, postergando el llamado de Dios en sus vidas. Ensimismándose en la rutina de una vida que siempre tendrá un sin fin de asuntos pendientes que atender, de cosas por hacer, y permitimos que se ahogue el deseo de Dios en nuestros corazones, a veces, por asuntos meramente domésticos. 


No es que no tengamos un llamado de parte de Dios, no es que el Señor no nos haya guiado a servir en algún determinado lugar y de cierta manera, es que entre tantas cosas, a pesar de lo mucho que lo deseamos, no tenemos tiempo para eso. Y nos acostamos y nos levantamos con el ardiente deseo de servirle pero no logramos vencer ese letargo espiritual que nos mantiene en el mismo sitio. Deseamos ardientemente intimar con Él, pero cada vez surge algo inesperado que me hace faltar a nuestra cita nuevamente.

Dios espera por hombres y mujeres determinados, que después que han sido equipados espiritualmente tengan el carácter de asumir ese llamado y darle a Él y a Su Palabra el primer lugar en sus vidas, las primeras horas de sus días, las primicias de sus ganancias, y la mejor parte de su existencia. Esto es para aquellos que verdaderamente les arde el corazón por servir al Señor.

Más allá de las palabras, sabes que Dios espera algo de parte de ti. No esperes más, levántate de tu rutina, divorciate de tantos distractores y ocúpate en aquello que repercute en la eternidad, atiende los negocios del Padre, finalmente es allí donde te conviene estar. 

Que arda tu corazón dentro de ti lo suficiente como para que te levantes y hagas aquello que Él te ha encomendado.  

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2 comentarios

  1. muy buen punto el de este mensaje, pidamosle a Dios que nos avive el fuego de la palabra ,para cada vez contarles a mas gente que El esta esperando por ellos , que quiere rescatarlos,y asi evitaremos ver partir a muchos delos que amamos , sin haberle conocido y servido

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  2. Gracias, comparto la siguiente Palabra del Espiritu. " Pero tú sé sobrio en todo, soporta los sufrimientos, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. Porque yo ya estoy para ser derramado como libación, y el tiempo de mi partida es inminente. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que han demostrado amar su aparecimiento." 2Ti 4:5 -8

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