Que los ojos de los ciegos sean abiertos, que las vendas y los velos caigan y entonces puedan ver.
Conocí un hombre que murió delante de mi, y minutos más tarde delante de mi volvió a vivir. Su cuerpo estaba debilitado como quien vuelve de un larguísimo viaje, pero a la vez fortalecido con una fuerza y un vigor indescriptibles. Se extrañaba de "volver" a ese lugar donde estábamos, me decía cosas difíciles de entender lógicamente, me miraba como si en años no me hubiera visto. Me preguntaba ¿Aún sigues aquí? Era como si en su mirada se escondieran territorios que yo no conozco. Se sintió desnudo al saberse en su cuerpo viejo, era como un fraude en un pequeño tiempo de la eternidad. Para qué volver si ya estaba allá. ¿Para que me devolvieron?, me preguntó un par de veces. Le dije lo primero que se me vino a la mente, pero luego supe que volvió por unas horas más, sólo para fortalecer mi fe. Para contarme que "después" es mas real que "ahora", para decirme que esto que llamamos vida es solo un destello de lo que realmente significa estar vivo.
Luego de 12 horas aproximadamente se fue despegando de su "carcasa" delante de mi. Como que se salió de sí sin que pudiera darme cuenta, aunque mi espíritu lo presentía. Hasta que a susurros dijo "Me voy", y se fue. Hasta un pronto reencuentro Capitán, donde sabré que eres tú cuando vea en tus ojos la victoria, ya no veré un cuerpo gastado sino glorificado, ese que tanto extrañaste las ultimas horas delante de mi... Sé que muchos pensaran que estoy siendo victima de la ausencia, pero muy por el contrario, fui impactada positivamente por su presencia, aquel viernes 13.
Yo creía en la resurrección antes de eso, pero ahora estoy obligada a contar la historia de la Tumba Vacía, porque el testimonio de papá me obliga a contar el Plan del Padre. Porque hay Uno que no se fue delante de mi, sino delante de una multitud, no en su cama sino en el madero. Sin besos en la frente, sino con una lanza en su costado. Uno cuyo viaje fue a las profundidades de donde fue levantado para ser exaltado hasta lo sumo. Después de dejar en el abismo todos mis pecados, mis iniquidades, mis culpas, todas las enfermedades, las de todas mis edades. Mis miedos y mis mas profundos temores. Allí en las tinieblas sé que se quedó mi historia sin Dios, y en la resurrección emergió con Él la garantía de una vida plena, comprada a precio de sangre, negociada en la cruz.
La noticia del día es que Él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado. 2 Corintios 5:15
Insisto. ¿A quién buscan? Él no está allí, ha resucitado. No lo busques mas en el madero, ya no está ahí. No vayas a la tumba, tampoco está ahí. Está en gloria, sentado a la diestra de Dios Padre, coronado de Gloria y Majestad, con un Nombre que es sobre todo nombre y con toda autoridad sobre lo que está en el cielo, en la tierra y aún debajo de la tierra. Prometiendo estar conmigo hasta el fin del mundo, o de mi historia, cuando yo también pueda despegarme de la carcasa, estrenar mi cuerpo en gloria e irme a casa.
Porque de hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos.1 Corintios 15:21
Por mi no viene la muerte, por mí viene el que venció a la muerte. Por mi viene el Señor, quien es la resurrección y la vida.