La historia sigue hablando

Vivimos para dar vida

viernes, abril 27, 2012

John Harper y el Titanic
Hace poco, en el marco de los 100 años del hundimiento del Titanic se publicó una noticia acerca de un hombre muy especial. 

Se trató John Harper, el pastor que murió evangelizando en el Titanic hasta el último minuto. Estuvo abordo del gran barco con su pequeña de seis años, porque iba a predicar en una de las iglesias más grandes de los Estados Unidos de la época, la Iglesia Moody en Chicago. Cuando el Titanic golpeó el iceberg, Harper, puso a su hija Nana en uno de los botes salvavidas, dejándola al cuidado de un primo mayor que también los acompañaba en el viaje (Nana Harper, murió en 1986 a la edad de 80 años). 

El predicador pudo haberse sumado a su hija, pero prefirió darle a otros la oportunidad de conocer, aunque fuere en su último momento de vida, el mensaje de Jesucristo. Algunos sobrevivientes contaron luego, la manera en que este hombre hablaba de Jesús y su poder salvador en medio de la angustia. 

Cuentan que cuando el barco comenzó a hundirse, alguien ordenó: “Que las mujeres, los niños y los no creyentes suban primero a los botes salvavidas”. Cuando Harper vió a un hombre rechazar su llamado a aceptar a Jesús, este le dio el chaleco salvavidas que llevaba y dijo: “Esto lo necesita más que yo”. Hasta el último momento que estuvo a bordo del barco, Harper, instó a la gente a entregar sus vidas a Jesucristo. 

Cuatro años después del lamentable suceso, durante una reunión de testimonios, un sobreviviente del Titanic, contó su experiencia con Harper en medio de las aguas heladas del Atlántico. Declaró que mientras él se aferraba a un pedazo de madera, Harper con esfuerzo nadó hacia él y le dijo: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”, pero el hombre rechazó la oferta en un primer momento. Sin embargo, al oír nuevamente: “Cree en el Señor Jesucristo”, y sabiendo que estaba solo, a la deriva, y con dos millas de agua bajo sus pies, aceptó recibir al Señor como su salvador. Poco después, el sobreviviente vio a Harper que sucumbió ante el frío y se hundió. Después de unos segundos en silencio, aquel sobreviviente finalizó diciendo: “Yo soy el último convertido de John Harper”.

Esta es una de las historias que encienden mi corazón por seguir adelante, sabiendo que hay cientos de miles que se hunden a diario en el mar del pecado y la desolación. Si tienes a alguien cerca a quien puedas ofrecer el chaleco de la vida, no te calles y comparte la bendición. 

Sólo los que se atreven a hablar del amor de Dios en medio de la angustia y de la adversidad, son los que hacen historia, marcando la vida de quienes la angustia y el temor arropó. Jonh Harper comprendió que si vivía, para el Señor vivía; y si moría, para el Señor moría. Como afirma Pablo: sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor. (Romanos 14:8)

Vivamos dando vida, aunque fuere lo ultimo que pudiéramos hacer. El Señor ha prometido: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. (Juan 11:25)




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3 comentarios

  1. Asi es hay que vivIr o morir pero mostrar a otros que tiene la oportunidad de vivir para siempre , me gusto mucho esta historia ,real y verdadera de un gran hombre de DIOS

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  2. Pastor Miguel Diaz30 de abril de 2012, 18:23

    Tremenda y cierta verdad Jesucristo dijo "No hay amor mas grande que uno ponga su vida por sus amigos" Ese hermano esta en gloria no por lo que hizo que es loable, sino por que no perdio la oportunidad de testificar de Jesucristo.

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  3. ‎...PARA MI EL VIVIR ES CRISTO, Y EL MORIR ES GANANCIA (Fil 1:21)
    Pq sea q vivamos o q muramos de El somos. DTB.

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