Cuidado con eso , Un poco de mi

Moscas en el aceite

viernes, junio 13, 2014

Encendí la luz de la cocina, esperando que pudiera terminar de despertarme... al instante las cazuelas y sartenes comenzaron su melodía mañanera,  todo estaba listo para iniciar lo que sería un rico desayuno. Pero algo le puso pausa a mi prisa. Noté algo raro en el aceite, hundida en la botella yacía una mosca muerta. 

Tomé la botella y la observé detenidamente, mientras tanto imaginé cómo la mosca pudo entrar en ella. Seguramente luchó por salir de la viscosidad, pero después de muchos intentos, el aceite la venció. Habiendo acabado con sus fuerzas, la hizo sucumbir hasta lo profundo. Allí quedó la mosca y con ella todo lo que portaba, sus agentes contaminantes, y todo su potencial infeccioso, quedaron sumergidos en mi botella de aceite.

Cuando todavía sostenía la botella delante de mi, supe que así es como quedan las moscas espirituales cuando osadamente se atreven a merodear los corazones ocupados por la preciosa unción del Señor. Sobrevuelan oliendo y posando, dejando su rastro en el borde de la botella, hasta que por un movimiento en falso, tal vez, hacen contacto con el precioso Espíritu Santo que Dios ha puesto en nuestros corazones, y ante el poder de Su fuerza, esas hábiles y sagaces moscas quedan sumergidas en la unción que ha sido vertida en nuestras vidas, quedando inertes desde entonces y para siempre. 

Cuando notes que la mosca de la duda, del temor, de la inseguridad, de la subestimación, del dolor o el desconsuelo, merodean el borde de tu corazón, no te afanes por espantarla, mejor deja que caiga en las profundidades del Espíritu de Dios en tu vida, hasta que la veas hundida y sin efecto. 

En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. 

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