Versus

La última frase vs. la primera

domingo, abril 08, 2012

escribiendo
Me parece curioso que nos enfoquemos tanto en las últimas frases, pareciera que son las que mejor se graban en nuestra memoria. Ninguno quiere perderse la ultima escena de la novela, de la película o de la obra de teatro, todos ponen especial atención en el último coro de la canción, y en los mejores escritos todos quieren saber qué dirá la última frase.

Estuve pensando qué diría la última frase en el libro de mi vida, cuando la obra termine, cuando el guión acabe, con qué palabras se cerrará el telón ante mí.

Algunos se trazan metas y se proponen vivir ciertos eventos esperando que al final de su vida sientan satisfacción, orgullo, gozo y paz. Unos repasan las estaciones del viaje de sus sueños, mientras otros sólo esperan ver desde la cima el mundo a sus pies, muchos anhelan envejecer en su sillón rodeado de niños y otros sin pensar mucho en el asunto, se disponen a vivir el tiempo que tengan de la mejor manera que puedan.

Pero he visto a tantos que en la última página de sus vidas desesperan por lo que no lograron, eso que jamás empezaron o que dejaron a la mitad, por haber dicho tantas cosas, y por haber callado tanto. En esos casos  las últimas frases siempre son cargadas de resentimiento, culpa y desconsuelo, no sólo para el que escribe, sino también para quien las lee.

Hace un rato me encontré de frente con el último verso de la Biblia, y me parece que es la mejor frase para terminar la historia de cualquiera que haya conocido la gracia y el perdón. El anciano apóstol Juan escribe, no sé si a punto de morir, o quizás después de muerto: Que la gracia del Señor Jesús sea con todos. Amén. Apocalipsis 22:21

Hoy sé que la gracia de Dios va mucho más allá del "perdón no merecido" es más de lo que en toda la historia se haya podido escribir, la gracia del Señor Jesucristo es aquello que nos da vida estando a punto de morir y aún después de eso. Un domingo equis hace mas de 2000 años Su muerte marcó la historia de nuestras vidas para siempre, resucitando aquella mañana para que en la última frase de nuestra historia, sólo se refleje Su gran amor y eterna fidelidad.

Yo sé que El Vive y a Él sea la gloria, y también sé que la última frase de mi vida será la primera al abrir mis ojos en la eternidad.




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